domingo, 29 de enero de 2017

Hacer un Esquilache: Vestimenta y seguridad.







Leopoldo de Gregorio fue un noble siciliano que gobernó bajo el reinado de Carlos III, con el sobrenombre de Marqués de Esquilache. Junto a otros nobles ilustrados como el Marqués de Ensenada y el murciano Floridablanca, Leopoldo fue el artífice de las importantes reformas que llevó a cabo el “rey alcalde” y que sacaron a Madrid de la oscuridad medieval, introduciéndolo en el siglo de las Luces.

Durante el reinado de Carlos III se realizaron importantes reformas en España bajo el amparo del “despotismo ilustrado”. Una de ellas pretendía reforzar la seguridad en las calles mediante la supresión de las capas largas y la prohibición de los sombreros de ala ancha. Su promotor, Esquilache, argumentaba que esas vestiduras permitían, con la complicidad de la noche, llevar armas impunemente y delinquir sin ser reconocido.

El pueblo se sublevó en 1766 contra ésta y otras medidas del valido del Rey y se alzó en armas exigiendo la dimisión de Leopoldo y la derogación de las medidas. Parece ser que detrás del alzamiento estaba la Iglesia, descontenta con las medidas anticlericales de los ministros ilustrados, y particularmente los jesuitas, que fueron expulsados de España tras la revuelta.

La vestimenta ha sido siempre un problema de orden público y de seguridad ciudadana. Mucho más allá de las modas o los gustos, la forma de vestir puede utilizarse para evitar ser reconocido o para eludir controles de identidad o de armas. Por ello aún hoy día el código penal tipifica la “agravante de disfraz”, que permite incrementar el castigo para quien cometa un delito utilizando ropas que dificulten su identificación.

Hace unos días, un grupo de jóvenes, amparados por capuchas, bufandas y bragas, propinaban una brutal paliza a una chica en la puerta de un bar de Murcia. En otras latitudes -pero muy cerca- las vestimentas tradicionales musulmanas han permitido acarrear armas o esquivar los controles.


En general la forma de vestir es una decisión personal, en la que nadie debe interferir. Forma parte del derecho a la personalidad de cada uno y evidentemente, depende del gusto personal, pero también es cierto que todos los derechos tienen sus límites y una vestimenta que impide totalmente la identificación pone en peligro la seguridad de todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario