La ciudad de Salzburgo es mundialmente conocida por ser la cuna de
Mozart. Su bello casco histórico es visitado por millones de
turistas que admiran su arquitectura rococó y sus angostas
callejuelas. Pero debajo de la ciudad que conocemos, se esconden los
restos de la primitiva Iuvavum.
Según las crónicas, aunque el nombre procede de un primitivo asentamiento celta, la ciudad tuvo presencia romana desde los primeros siglos de Nuestra Era. El trazado urbano apenas permite vislumbrar las antiguas edificaciones, pero el visitante puede formarse una idea visitando el bello cementerio de San Pedro, la Abadia del mismo nombre (siglo VIII) y sus catacumbas, ubicadas al pie del Mönchsberg, en pleno centro de Salzburgo. En ellas se rodó parte de la célebre película “Sonrisas y lágrimas”.
Junto a las bellas tumbas que conforman el Camposanto –entre las que se encuentran las de Haydn y Anna Maria Mozart, aparecen las galerías excavadas en la roca, que probablemente sirvieron, inicialmente, como alojamiento de eremitas relacionados con la comunidad paleocristiana.
Junto a las bellas tumbas que conforman el Camposanto –entre las que se encuentran las de Haydn y Anna Maria Mozart, aparecen las galerías excavadas en la roca, que probablemente sirvieron, inicialmente, como alojamiento de eremitas relacionados con la comunidad paleocristiana.
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