Ayer nos conmovió a todos la violenta muerte de Isabel Carrasco, a tiros, en plena calle. Al parecer se trató de una venganza por motivos laborales, siendo la condición política de la víctima un dato accesorio y no principal.
En primer lugar están quienes, ante las primeras noticias y sin más datos, se lanzaron a relacionar el asesinato con el cargo político de Isabel Carrasco. Pecaron de imprudentes quienes dieron por hecho que los asesinos pretendía matar a una representante del Partido Popular por el mero hecho de serlo. Ante los actos criminales debemos ser muy prudentes y esperar a conocer los datos antes de hacer valoraciones. Pero junto a ello, estuvieron quienes se lanzaron a celebrar el asesinato (partiendo también de la base de que se había asesinado a un cargo político del PP) y no tuvieron ninguna duda a la hora de congratularse por el evento.
De fondo queda una reflexión. Dando por cierto que se trató de una venganza por un despido (como parece) deberíamos preguntarnos ¿qué clase de sociedad hemos construido en la que un ciudadano que se ve injustamente tratado admite como posibilidad coger una pistola y matar al causante de su desgracia? ¿Dónde quedó la civilización y la resolución pacífica de los conflictos? ¿qué fue de la confianza de los ciudadanos en la Justicia?. Una sociedad en la que no hay valores que impidan ejercer la violencia para defender los derechos ni haya una Justicia eficaz que proteja a los ciudadanos es una sociedad muy muy enferma.
por mucho daño que te haga una persona, nunca se le desea a nadie la muerte. la vida esta llena de dolor y alegria, asi que uno mismo siempre tiene que buscar lo positivo y seguir hacia adelante. destrozar la vida de una persona es destrozarsela una misma con el mal hecho y esa conciencia que siempre estara ahi.
ResponderEliminarun beso carmen