viernes, 9 de mayo de 2014

ELISA SÉIQUER



Cuando una ve las cosas que hace el “arte moderno” se pregunta si realmente el sentido de la estética ha evolucionado tanto que ha dejado fuera a la mayor parte del público. Los defensores del arte abstracto dirán que no sabemos interpretar los sentimientos ocultos que transmite la obra, lo cual siempre me ha recordado al viejo cuento del rey desnudo, del infante D. Juan Manuel, reescrito más tarde por Andersen.

Sin embargo, cuando te encuentras artistas tan modernos o más que Tapies, que son capaces de transmitir belleza, armonía, movimiento y gracia, te das cuenta de que las sospechas son ciertas y que una cosa es el Arte y otra las tomaduras de pelo. Que hacer una escultura bonita es muy difícil y que no todo el mundo puede ser un artista.

Es el caso de mi admirado Diego Pedro Pérez Casanova o del gran Pedro Cano (también de mi añorado Antonio Díaz Bautista). En escultura tenemos en Murcia la obra de una magistral y casi desconocida artista, ya desaparecida, llamada Elisa Séiquer Gutiérrez




(http://es.wikipedia.org/wiki/Elisa_S%C3%A9iquer). Premio Nacional de Escultura en 1971, fue discípula de González Moreno. En el jardín de las Tres Copas, medio oculto, podemos encontrar esta maravilla llamada “Juego de muchachos” a la que han robado –cosas de la crisis- la placa identificativa.
La clave para distinguir este tipo de escultura de esas otras cosas que adornan (por decir algo) nuestras rotondas, nos la da la propia Elisa, cuando dice que el trabajo es lo único que te salva. La escultura no es un problema de suerte, sino de pensar. Aunque claro, para gustos, los colores.

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