miércoles, 2 de abril de 2014

EL PLACER DE LA LECTURA INFANTIL





Aprovechando que hoy es el aniversario de H.C. Andersen se celebra el día de la lectura infantil y juvenil, en la que nuestro país sigue en el vagón de cola.




Pocas cosas hay más importantes para un niño que leer. Ante el debate permanente por los informes PISA podemos estar de acuerdo en que un niño que lee tiene más garantías de obtener buenos resultados académicos, fortalecer su lenguaje y mejorar su ortografía. Dentro de los márgenes que permite la nueva LOMCE, la Comunidad Autónoma de Murcia va a intensificar la comprensión lectora de los alumnos. Esperemos que los cambios educativos ayuden a mejorar el nivel de nuestros estudiantes, pero sospecho que todo esfuerzo será en vano mientras no se fomente el placer de la lectura en nuestros jóvenes.
Cualquier aficionado a la lectura reconoce que disfrutar de una buena novela, de una obra de teatro, de la poesía o de un ensayo, es uno de los mayores placeres de la vida. Y ahí es donde deberíamos incidir. Si en vez de obligar a los niños a leer todos los días, les inoculáramos la pasión por la lectura, tendríamos el camino hecho. Leerían por propia iniciativa y, sin duda, mejorarían sus resultados. Los niños aprenden jugando y las habilidades que adquieren con gusto permanecen indelebles.

Lo que ocurre es que implantar el placer de la lectura no es tarea fácil. Exige cambios en el modelo educativo. En otros países los niños “juegan” en clase a representar pequeñas obras de teatro, leen los textos, los memorizan, se disfrazan y los dramatizan. De esta forma se acostumbran a la lectura, adquieren competencias y ponen a prueba su memoria. Pero tampoco un sistema educativo adecuado sería suficiente para acabar con el problema. El aprendizaje es un proceso vital, que se desarrolla dentro y fuera de la escuela. El niño aprende viendo a sus padres e imitando su comportamiento. Si los padres no disfrutan de la lectura, el niño lo verá como una imposición.

Dicho esto, me pongo mis zapatillas rojas, y miraré si veo pasar al emperador con su nuevo traje.

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