domingo, 23 de marzo de 2014

El Castillo de Mula

EL CASTILLO DE MULA

Decía Pío Baroja que el carlismo se cura leyendo y el nacionalismo viajando. Hoy se podría adaptar la frase sustituyendo el carlismo por su heredero, el nacionalismo vasco, pero esa es otra historia.
Viajando se cura el nacionalismo porque se conocen otros pueblos y otras culturas, y una comprende que nacer en un sitio no es más que un accidente y que no se pueden deducir “derechos históricos” por nacer en un sitio o en otro.
Pero viajando se aprenden otras muchas cosas. Por ejemplo a mí siempre me ha sorprendido la forma en que otros países y otros pueblos cuidan su patrimonio cultural, aprovechándolo como un recurso turístico y, en definitiva, económico. En Murcia, en cambio, lo dejamos arruinarse hasta que desaparece o directamente lo destruimos.

Hace unos días visité el Castillo de Mula. Se accede por una estrecha y sinuosa carretera apenas señalizada. El Castillo, en ruinas, está cerrado al público. Tan sólo un cartel explica brevemente la historia de la fortaleza: Edificado en el siglo XVI por el Adelantado de Murcia, D. Pedro Fajardo, procede de construcciones anteriores ya citadas por Alfonso X El Sabio.
Si difícil es encontrar un acceso, el visitante tiene que intuir el descenso, por una senda difícilmente transitable que desemboca en las imposibles calles del casco viejo de Mula. Los visitantes (tres familias en el poco tiempo que estuve allí) se aconsejan unos a otros ya que no hay un solo cartel que indique por dónde volver a la civilización, o si el camino de subida es también de bajada (cosa harto peligrosa dado lo estrecho y sinuoso de la vía).


Según la web el abandono del castillo proviene de su titularidad privada y la imposibilidad de acometer obras por parte de las Administraciones, pero eso no es una excusa. Este verano tuve la ocasión de visitar los castillos del Valle del Loira, en Francia, principal recurso turístico de la zona. La mayoría son edificios privados, gestionados por sus propietarios, que cuidan el monumento obteniendo recursos de las visitas y de la venta de recuerdos.


La solución no es necesariamente expropiar el castillo. Las administraciones deberían crear las condiciones fiscales y administrativas necesarias para que los propietarios de bienes culturales puedan ponerlos a disposición del público y al mismo tiempo establecer medidas para que los propietarios que no puedan o no quieran hacer visitables sus monumentos sean expropiados. Si esto se hiciera en Mula, la Región tendría un recurso turístico de primer orden en uno de los pueblos más bonitos de la zona.

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