Requiem de Mozart en homenaje a Antonio Díaz Bautista

Me he decidido , por fin a aventurarme en este mundo maravilloso de los blogger, y me gustaría comenzar hablando de Mozart y su Requiem,y muchos pensarán pero que dice esta osada?
En realidad tengo un plan trazado maquiavélico, pues así hablaré también del homenaje que se le hará  a una persona que formaba parte de la cultura murciana, además de profesor (un verdadero maestro según sus alumnos), fue también pintor, comentarista, murcianista, "nazareno de silla", cercano y amable:

Antonio Díaz Bautista no ha pasado de puntillas por la sociedad murciana; eran demasiados los campos en los que resaltaba, quizás por eso el Requiem que la Orquesta Sinfónica de Jumilla y su coral Discantus , interpretarán como un gran homenaje en el Romea el día 23 de mayo, a las 9 de la noche.
Por lo tanto ha habido cambio de fecha y lugar.

Pero bueno que aún no he dicho ni una palabra sobre el Requiem, y es que las mujeres nos vestimos todo el día con perífrasis, y de nuevo nos reseteamos y nos centramos en lo que debemos. Y puestos a hablar del Requiem de Mozart, mejor dejemos que lo haga el propio homenajeado.

Requiem de Mozart

Antonio Díaz Bautista
La Verdad, 16-4-2011

Las obras maestras no cansan nunca. Cada vez que nos acercamos a ellas parecen nuevas, y suscitan la misma emoción que nos estremeció cuando las conocimos por vez primera. Además, siempre nos permiten descubrir detalles, en los que no habíamos reparado, que enriquecen, como afluentes secundarios, el torrente de belleza que anega nuestro espíritu. Es lo que nos sucede cuando escuchamos el 'Réquiem' de Mozart, esa sublime creación musical en la que el genio trabajó hasta muy pocas horas antes de su temprana muerte. Dejamos a un lado la leyenda romántica que envuelve la partitura, pues sabemos que el misterioso personaje enmascarado que la encargó no era un enviado del más allá, sino del Conde Walseg, quien quería presentar la obra como suya, es decir, que el 'fantasma', en el sentido coloquial del término, no era el mensajero sino el aristócrata que lo enviaba. Lo malo es que el pobre Mozart no conoció jamás el engaño y escribió aquella Misa de Difuntos convencido de que su muerte estaba próxima, lo que trágicamente fue cierto, hasta el punto de que tuvo que ser acabada por su discípulo Süssmayr, con los apuntes que dejó el compositor.

El pasado miércoles tuvimos la suerte de escuchar el 'Réquiem' de Mozart en la iglesia murciana de San Juan Bautista, interpretado por la Coral Discantus, que dirige Ángel Luis Carrillo, con la Orquesta Sinfónica de Jumilla, actuando como solistas Eva Tenorio (soprano), Inés Olabarría (mezzo), Francisco Sánchez Marín (tenor) y Antonio Torres (bajo), todos bajo la batuta de Nicolás Gálvez. No soy crítico musical, ni jamás me atreveré a aventurar un dictamen en este sentido, pero, como melómano veterano, y mozartiano devotísimo, la versión me pareció admirable. Según tengo entendido, esa maravillosa 'facilidad' que tienen las melodías de Mozart para el oyente, se torna en dificultad para quienes las interpretan, pues la cristalina limpidez del discurso sonoro hace que cualquier mínimo defecto sea percibido por el público. Todo sonó con corrección en la tarde del miércoles, coro, solistas y orquesta, pero, además, y esto es para mí lo más importante, los intérpretes habían entendido el mensaje de Mozart y nos hicieron entender esa trémula mezcolanza de temor y esperanza, de súplica desgarradora y de aceptación resignada ante lo inevitable, que el compositor quiso poner en sus pentagramas. Uno ha escuchado, en ocasiones, esta obra, con intérpretes de más renombre, y le han parecido 'insinceras', por artificiosas, frías y engoladas.

Por eso, quiero agradecer desde aquí, a quienes nos la ofrecieron hace unos días, el que fueran capaces de revivir el latido genial de aquel alma en carne viva despidiéndose, ante el final inexorable.