domingo, 6 de julio de 2014

Juan Antonio Megias, Chesterton en el Casino.









Juan Antonio Megías luce orgulloso el Casino. Como un chico grande, muestra ilusionado cada rincón del viejo caserón reconvertido -como un sueño delirante del romanticismo- en emblema cultural de la Ciudad. -No ha sido fácil -me cuenta- conjugar el carácter privado, y privativo, del Casino, con la vocación de apertura a la sociedad de un edificio que toda Murcia siente como propio.

Juan Antonio es un hombre cabal, experto jurista y gran conversador, con una sólida cultura y firmes principios que revela en su día a día, en sus artículos de opinión y su conversación amena y sugestiva. Pero como él bien sabe, la solidez, la sabiduría y la rectitud no están reñidos con el humor, la jovialidad y la alegría de la vida, que le rebosan, a pesar de las preocupaciones y los sinsabores, tan pronto como se relaja. Como otro gran hombre, vitalista y jovial, con quien compartió una gran amistad, Juan Antonio es un hombretón travieso y divertido, que ama la vida porque es el mayor regalo de Dios.

Carmen Celdrán- Cuando se construyó el Casino?: 

Juan Antonio Megías.- El Casino se construyó a lo largo de más de cincuenta años. Casi como el Escorial (risas). Comenzó en 1847 con la creación de la sociedad y con la compra de unas casas a las que poco a poco se fueron sumando otras hasta asomarse a la calle Trapería, cuya fachada se terminó en 1902. Toda una vida.
CC- Por qué recoge en un mismo edificio estilos tan diferentes? 

JA- Es lo que se conoce como eclecticismo histórico, en el que conviven los diversos estilos arquitectónicos presentes en la historia de la ciudad. CC- ¿Es cierto que había una fuente a la entrada?. ¿Por qué se quitó? 

JA- Sí, es cierto, es la que se encuentra hoy instalada en el Patio Azul. Supongo que se quitó porque estorbaba el paso y restaba protagonismo al magnífico Patio Árabe. Tal vez pensaron que con los calores de Murcia los visitantes del Casino no podrían resistir la tentación de refrescarse los pinreles o, peor incluso, de darse una ducha (risas) CC- Cuántos socios tiene el Casino? ¿Es muy difícil ser socio? 

JA- En la actualidad somos mil quinientos socios, lo que representa aproximadamente cuatro mil usuarios, pues el cónyuge, los hijos menores de 25 años y las personas al cuidado de socios mayores que convivan con ellos, son socios familiares y por tanto también usuarios del Casino. En absoluto es difícil ser socio: se necesita el aval de dos socios que te presenten, que te acepte la Junta Directiva, que es la comisión de acceso, y abonar la cuota de entrada que puede hacerse en cómodos plazos. CC- Cuántas actividades culturales hacéis al año? 

JA- Muchísimas, y la mayoría de ellas gratuitas y abiertas al público: exposiciones, conciertos, conferencias, ciclos de cine, actividades de ocio que van desde clases de pilates al club de senderismo, teatro, esgrima, lectura, escritura y un larguísimo etcétera. CC- Cual es tu estancia favorita? 

JA- Sin duda la biblioteca que es la estancia más británica del Casino, aunque también me gustan las Peceras y la Sala de Billar. CC- Además de la arquitectura, el casino alberga auténtica joyas de arte ¿cuál destacarías?: 

JA- Para mi gusto, lo mejor que tenemos es la escultura en alabastro de La Mujer, obra de José Planes. Esta situada en el centro del Patio Pompeyano y se asienta en una preciosa base de mármol delicadamente tallada. Es una mujer de bandera como todas las que pisan el Casino (risas)


CC- Cuéntanos alguna curiosidad sobre el salón de baile 

JA- Hay muchas anécdotas, pero una de las más curiosas se refiere a las magníficas lámparas de cristal, que fueron fabricadas en París con destino al palacio de Trieste del Emperador Maximiliano I de Méjico, un hermano del Emperador Francisco José de Austria y, por tanto cuñado de Sissí, al que las huestes de Benito Juárez fusilaron en 1967, curiosamente junto a uno de sus generales llamado Tomás Mejía, un ancestro mío (risas). De manera que las lámparas quedaron en París sin dueño hasta que allá por 1870 llegaron unos murcianos socios del Casino de Murcia con el encargo de adquirir unas lámparas para el Salón de Baile que estaba en construcción. Les ofrecieron las de Maximiliano y, ni cortos ni perezosos, se las trajeron a Murcia: Fueron las primeras lámparas de iluminación eléctrica de la ciudad de Murcia.

CC- ¿Se puede visitar todo el edificio, o hay estancias privadas? 

JA- Se puede visitar toda la planta baja monumental, con excepción de las Peceras (aunque son visibles desde el vestíbulo y visitables si no hay socios dentro, lo que suele ser frecuente en una de ellas) y de la Sala de Billar si hay socios jugando. Por supuesto hay estancias privadas de uso reservado exclusivamente a socios, que se encuentran además de las dichas, en las plantas superiores. En general, se puede decir que es uno de los Casinos más visitables y visitados de España, y el monumento civil más visitado de la Ciudad de Murcia.

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