jueves, 31 de julio de 2014

AGIT PROP EN EL SIGLO XXI





Uno de los grandes elementos del siglo XX fue la manipulación propagandística. La generalización de los medios de comunicación trajo consigo un enorme caudal de información que rápidamente fue aprovechado por algunos líderes políticos para manipular al pueblo en su favor.
El término agit prop se asocia a la revolución bolchevique, aunque también el ministro de propaganda nazi, Goebbels, fue un virtuoso de la desinformación. Ambos movimientos (comunistas y nazis) comprendieron pronto que para hacer digerible su mensaje de terror antes tenían que adoctrinar a la población controlando y manipulando la información que recibían. También otros movimientos totalitarios, como el franquismo, trataron de controlar y manipular la información en su provecho. Naturalmente, es mucho más fácil manipular a la opinión pública cuando se restringe la libertad de expresión y se controla, desde el poder público, a los medios de comunicación.
Un siglo después de la revolución soviética, el caudal de información que reciben los ciudadanos se ha ampliado enormemente. Cualquiera con una conexión a internet puede acceder a infinidad de fuentes de cualquier acontecimiento. Pero ello no ha supuesto una reducción de la manipulación. Un buen ejemplo de ello es el movimiento de Pablo Iglesias –Podemos- que en unos pocos meses, y con el impagable apoyo de las televisiones privadas, se ha situado en el centro de la escena política. Su mensaje es incongruente, utópico, contradictorio y nefasto. Basta para darse cuenta de ello contemplar dos de sus propuestas estrella: dejar de pagar la deuda externa (la que nos permite mantener el estado del bienestar, pagar a los jubilados y mantener abiertos los hospitales) y, al mismo tiempo, ofrecer una renta básica a todos los ciudadanos. Y sin embargo, millones de ciudadanos prestan su apoyo encantados al mensaje que les permite dormir tranquilos sabiendo que la culpa de sus desgracias es del asesino sistema capitalista y que su amado líder resolverá todos sus males con un golpe de coleta.






                                                                             Ej de manipulación informativa:
A nivel mundial, ocurre algo parecido con la horrible guerra desatada en Oriente Medio. Una hábil campaña de manipulación informativa organizada por los terroristas de Hamás y secundada fervorosamente por la izquierda antisemita, utiliza las imágenes de las pobres víctimas civiles de Gaza (o de Siria, o de cualquier otro conflicto armado) para revolver a la opinión pública contra Israel, sin atender a pequeños detalles como que la guerra se desarrolla sólo en Gaza (región ocupada por Hamás) y no en Cisjordania (zona árabe liderada por la OLP) o que los terroristas utilizan precisamente los colegios y hospitales como arsenales y lanzaderas de sus misiles Katiuska contra Israel. Cualquier intento de explicar que la diferencia en número de víctimas civiles no se debe a que los miles de misiles lanzados por Hamás contra Israel vayan cargados de confeti, sino a las medidas que adopta el gobierno para proteger a su población (refugios antiaéreos, etc.), es tachado de fascista y sionista; de manera que cualquier ciudadano con un mínimo de sentimientos odiará mortalmente a Israel a menos que emprenda una cruzada de información buscando y contrastando blogs y fuentes para despejar la enorme cortina de manipulación urdida por los defensores de Hamás.

En realidad, el problema hace cien años y ahora es el mismo, sólo que a mayor volumen de información, mayores son las campañas de desinformación de los totalitarios. Pero entonces como ahora, el mensaje manipulado debe caer en el terreno adecuado para fructificar. La incultura, la ignorancia y la falta de interés por conocer la verdad son las condiciones necesarias para ser víctima del agit-prop. El desarme intelectual y cultural de la sociedad española pacientemente desarrollado por autoridades educativas y medios de comunicación en los últimos treinta años es el mejor vehículo para ello.

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