domingo, 2 de junio de 2019

LO MALO POR CONOCER


LO MALO POR CONOCER

Está desatada la izquierda murciana ante la posibilidad de tocar poder en la Región. Después de treinta años de barbecho, los de Diego Conesa se han beneficiado de la ola de apoyo concitada por Sánchez, que se ha merendado a Unidas-Podemos al “novedoso” grito de “¡Que viene la derecha!”. Como el PSRM no ha obtenido mayoría suficiente, necesitaría del apoyo de Ciudadanos para gobernar. Parece ser que la cúpula regional del partido naranja no vería con malos ojos el pacto de izquierdas, pero la dirección nacional veta todo apoyo a los partidarios del sanchismo, y Diego Conesa tiene a gala una estrecha amistad con Sánchez, de quien alardea de haber sido anfitrión (desconociendo, sin duda, el mito de Zeus y Alcmena).
Nadie duda de que el PP lleva muchos años gobernando la Región, años y gobiernos de luces y sombras. Las sucesivas victorias del PP se han debido tanto a méritos propios como a deméritos de la competencia. Aunque también hay que señalar una profunda renovación del PP murciano que, hoy, bajo la dirección de López Miras, poco se parece al dirigido por Valcárcel, como señala con angustia Ruiz Vivo siempre que tiene ocasión.
En este contexto un grupo de cuarenta “personalidades” de la Región se ha alzado, furibundo, a exigir, al más puro estilo siciliano, a Ciudadanos un pacto con el PSOE en Murcia. Ante la incertidumbre de las urnas, estos intelectuales se erigen en intérpretes de la voluntad ciudadana y tildan de antidemocrático todo pacto que no siga sus dictados.
Naturalmente, los firmantes del manifiesto tienen todo su derecho para expresar su opinión e incluso para utilizar todos sus resortes y toda su influencia para hacerle pagar caro a Ciudadanos cualquier pacto con PP que pudiera suscribir. Pero también los demás debemos poder expresar nuestra opinión, aunque no seamos personalidades como ellos.
El Partido Socialista actualmente no es un socio confiable para los españoles, y tampoco para los murcianos. No se trata sólo de la corrupción -más cuantiosa en el PSOE que en el PP- sino también su actitud frente al separatismo catalán, con el que concuerda siempre que pueda obtener rédito electoral, sin importarle el interés general. El desprecio del PSOE por los más elementales valores de la convivencia han sido una constante: después de los GAL de Felipe González, y tras la muerte de Miguel Ángel Blanco, el PSOE comprendió que le sería más rentable colaborar con los enemigos de España sin importarles, como siempre, el respeto a la ley. Aunque no mencionemos el 11-M, conocimos el caso faisán que apuntaba muy directamente al difunto Rubalcaba y sus colaboradores y ahora han salido a la luz las actas de ETA que certifican hasta dónde fue capaz de llegar Zapatero por obtener una aparente derrota del terrorismo que le concediera réditos políticos.
Las Fuerzas de Seguridad se juegan literalmente la vida en delicadas operaciones para proteger a los ciudadanos. Es su trabajo y lo hacen, generalmente, de manera admirable. Inevitablemente sus mandos -y hasta el presidente del Gobierno- conocen esas operaciones por razón de su cargo. Utilizar esa información para alertar a los malos y desbaratar operaciones policiales es tan grave que no puede compararse a toda la corrupción que acumulan todos los partidos.
La Región de Murcia tiene gravísimos problemas y necesidades que un gobierno del PP participado por Ciudadanos podría mejorar y solventar, pero dejar entrar en nuestra casa a quienes no tienen reparos en saltarse las leyes y dinamitar la convivencia es algo que sólo deberíamos permitir si los ciudadanos mayoritariamente lo hubieran decidido en las urnas. No es el caso, por más que rabien algunas personalidades.

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