LO MALO POR CONOCER
Está desatada la izquierda
murciana ante la posibilidad de tocar poder en la Región. Después de treinta
años de barbecho, los de Diego Conesa se han beneficiado de la ola de apoyo
concitada por Sánchez, que se ha merendado a Unidas-Podemos al “novedoso” grito
de “¡Que viene la derecha!”. Como el
PSRM no ha obtenido mayoría suficiente, necesitaría del apoyo de Ciudadanos
para gobernar. Parece ser que la cúpula regional del partido naranja no vería
con malos ojos el pacto de izquierdas, pero la dirección nacional veta todo
apoyo a los partidarios del sanchismo, y Diego Conesa tiene a gala una estrecha
amistad con Sánchez, de quien alardea de haber sido anfitrión (desconociendo,
sin duda, el mito de Zeus y Alcmena).
Nadie duda de que el PP lleva
muchos años gobernando la Región, años y gobiernos de luces y sombras. Las
sucesivas victorias del PP se han debido tanto a méritos propios como a
deméritos de la competencia. Aunque también hay que señalar una profunda
renovación del PP murciano que, hoy, bajo la dirección de López Miras, poco se
parece al dirigido por Valcárcel, como señala con angustia Ruiz Vivo siempre
que tiene ocasión.
En este contexto un grupo de
cuarenta “personalidades” de la Región se ha alzado, furibundo, a exigir, al
más puro estilo siciliano, a Ciudadanos un pacto con el PSOE en Murcia. Ante la
incertidumbre de las urnas, estos intelectuales se erigen en intérpretes de la
voluntad ciudadana y tildan de antidemocrático todo pacto que no siga sus
dictados.
Naturalmente, los firmantes del
manifiesto tienen todo su derecho para expresar su opinión e incluso para
utilizar todos sus resortes y toda su influencia para hacerle pagar caro a
Ciudadanos cualquier pacto con PP que pudiera suscribir. Pero también los demás
debemos poder expresar nuestra opinión, aunque no seamos personalidades como ellos.
El Partido Socialista actualmente
no es un socio confiable para los españoles, y tampoco para los murcianos. No
se trata sólo de la corrupción -más cuantiosa en el PSOE que en el PP- sino
también su actitud frente al separatismo catalán, con el que concuerda siempre
que pueda obtener rédito electoral, sin importarle el interés general. El
desprecio del PSOE por los más elementales valores de la convivencia han sido
una constante: después de los GAL de Felipe González, y tras la muerte de
Miguel Ángel Blanco, el PSOE comprendió que le sería más rentable colaborar con
los enemigos de España sin importarles, como siempre, el respeto a la ley.
Aunque no mencionemos el 11-M, conocimos el caso faisán que apuntaba muy
directamente al difunto Rubalcaba y sus colaboradores y ahora han salido a la
luz las actas de ETA que certifican hasta dónde fue capaz de llegar Zapatero
por obtener una aparente derrota del terrorismo que le concediera réditos
políticos.
Las Fuerzas de Seguridad se
juegan literalmente la vida en delicadas operaciones para proteger a los
ciudadanos. Es su trabajo y lo hacen, generalmente, de manera admirable.
Inevitablemente sus mandos -y hasta el presidente del Gobierno- conocen esas
operaciones por razón de su cargo. Utilizar esa información para alertar a los
malos y desbaratar operaciones policiales es tan grave que no puede compararse
a toda la corrupción que acumulan todos los partidos.
La Región de Murcia tiene
gravísimos problemas y necesidades que un gobierno del PP participado por
Ciudadanos podría mejorar y solventar, pero dejar entrar en nuestra casa a
quienes no tienen reparos en saltarse las leyes y dinamitar la convivencia es
algo que sólo deberíamos permitir si los ciudadanos mayoritariamente lo
hubieran decidido en las urnas. No es el caso, por más que rabien algunas personalidades.
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